¿Cuál es la importancia del desayuno y cómo se debe realizar?
El desayuno es la comida más importante del día. Y no sólo por ser la primera de ellas. Desayunar, más que una necesidad alimenticia, se puede convertir en el pilar de una vida saludable.
Desayunar y tener un buen día parecen tener una estrecha vinculación. Científicamente está demostrado que el desayuno es la comida más importante de todas, porque prepara al organismo para afrontar la jornada diaria. De su habitual ingesta, además de su correcta preparación y equilibrio, dependerá gran parte de tu salud.
Desayunar, sin excusas
Las estadísticas son inquietantes. Las personas cada vez desayunan menos, contrariamente a lo que se pueda creer.
La mayor parte de las veces, se asocia con el hábito de no comer a tempranas horas de la mañana, más allá de que esté comprobado que el cuerpo necesita alimentarse apenas se levanta uno para un nuevo día.
También se asocia esa tendencia a la baja con la falta de tiempo. Los días arrancan muy fuerte, las personas tienen poco tiempo para cocinar, los niños deben llegar pronto al colegio, y se suele pensar que los nutrientes se recuperarán en el almuerzo.
Finalmente, gran parte de las personas no desayuna por problemas asociados a la digestión. Convendría, en esos casos, buscar soluciones o dietas alternativas. Por ejemplo, si tiene malestares estomacales podría buscar qué desayunar con diarrea, para orientar su dieta a la ingesta de fibras de fácil digestión, el consumo de muchos líquidos y frutas por la mañana, mientras la situación de salud se normaliza.
En todo caso, la importancia del desayuno es tal que no debería dejarse pasar ningún día. Se debería desayunar siempre, sin excusas, sin importar el tiempo, la inapetencia, o problemas gástricos.
Importancia del desayuno: ¿qué sucede en el cuerpo?
No se desayuna únicamente para “tener algo en el estómago”. Su importancia tiene explicaciones a nivel cerebral, de estado de ánimo y de energía.
Es por ello que los desayunos saludables para niños son una obligación para todas las familias. Los niños, como seres humanos en franco desarrollo, necesitan del primer alimento del día de forma intachable.
Porque el desayuno es el combustible del cuerpo. Al levantarse, su cuerpo ha estado dormido entre 6 y 8 horas, consumiendo en el proceso la mayor parte de la reserva de glucosa, que bien debes saber, es el combustible natural del cuerpo. Es la que proporciona energía y vitalidad para afrontar todo lo que venga por delante.
Justo al despertar, la glucosa está en niveles mínimos. Desayunar es la forma elemental de reponer glucosa al cuerpo, para que éste pueda llevar a cabo todas las tareas, sobre todo por la mañana.
Las consecuencias de no desayunar son claras:
• Falta de atención y concentración, ya que la glucosa es el combustible del cerebro, pero el cerebro no almacena combustible, lo usa según lo necesita. Y por la mañana, horario que coincide con el colegio de la mayoría de los niños, el cerebro demanda mucha glucosa para trabajar con plenitud. Los niños que no desayunan carecen de concentración y atención, en comparación con los que sí toman esta comida. De igual manera sucede con los adultos y el trabajo.
• Decaimiento del estado de ánimo, producto de la sensación de fatiga que ocasiona la falta de glucosa. Una merma en el estado de ánimo trae sensaciones de irritabilidad y falta de energía de forma instantánea.
¿Cómo preparar desayunos saludables?
No existe una norma para preparar un desayuno. Siempre y cuando se respeten ciertas reglas, el cuerpo se sentirá bien y los resultados serán mejores en todos los ámbitos.
Aunque es importante seguir algunas pautas como las siguientes:
• Variedad: una regla sencilla que debe cumplir un desayuno. Debe ser variado entre proteínas, verduras o vegetales, fibras, frutas y mucho líquido. No importa que tomes un elemento como base, como el popular desayuno con tostadas, que es ideal para los que necesitan rapidez en la preparación, pero el desayuno siempre debe tener una variedad de alimentos y líquidos que lo hagan entretenido, sobre todo para los niños.
• Saludable: es fácil caer en la tentación de engañar al organismo con la ingesta de glucosa. El azúcar es una fuente de glucosa que funciona de forma instantánea. Tan sólo al consumirla sentirás que tu energía mejora notablemente. Sin embargo, la duración de este efecto es muy reducida, y pronto no sólo sentirás cansancio, sino también mucho hambre. Reducir el consumo de azúcar por las mañanas es una buena estrategia para hacer del desayuno una comida saludable, como debe ser.
• Completo: un desayuno debe comprender una bebida, una fuente de carbohidratos, de proteínas, de calcio y de fibra. Cuanto más completo sea este desayuno, mejor te sentirás de cara al resto de la mañana, y la sensación de hambre y cansancio llegará mucho después de lo normal. Un desayuno incompleto es (casi) igual de nocivo que no desayunar por las mañanas.
Teniendo eso en cuenta, debes saber que hay ingredientes que no deberían faltar nunca en tu desayuno, uno de ellos es la avena. Las personas que buscan como desayunar con avena encontrarán en este ingrediente un importante elemento de fibra, ideal para cualquier desayuno, para cualquier edad, y sin importar si tiene alergias o si es celíaco, ya que la avena está indicada en todos los casos.
Aunque puede ser el centro del desayuno, también puede ser un ingrediente complementario, siendo la avena un alimento que proporciona equilibrio, ya que puede eliminar el exceso de azúcar en el organismo, las grasas, y estimular el funcionamiento correcto del sistema digestivo.
Al igual que la avena, cualquier otro cereal o los panes integrales, pueden formar parte del desayuno, y se recomiendan por las mismas razones de regular y proporcionar equilibrio.
Otros alimentos recomendados, sobre todo para los niños, son los yogures, por su alto contenido de probióticos, y por proporcionar el calcio necesario en sus etapas de crecimiento.
La importancia primaria del desayuno está en no evitarlo. Disfrutar religiosamente de esta comida, bajo toda circunstancia, repercute en el bienestar diario y en las actividades que se llevarán a cabo. Las consecuencias de no hacerlo, además de las mencionadas, también se expresan en mayores riesgos de obesidad, de enfermedades como el Alzheimer y padecimientos como la diabetes.