Consejos para plantar tomates en casa
El cultivo en general, no es una tarea destinada únicamente para los agricultores. Producir alimentos por nuestra propia cuenta está cada vez más al alcance de las manos de todos. Solo basta con nutrirse de información respecto al proceso, y para ello existe mucho material en internet.
Si quieres cultivar para tu propio consumo, aquí encontrarás información certera y clara sobre lo que debes hacer para, en este caso, plantar tomates desde la comodidad de tu hogar.
Plantar tomates en casa puede significar la desesperación para principiantes e incluso personas ya iniciadas en la agricultura, pero que nunca habían tenido contacto con este rubro.
Para esos momentos de desesperación, pensar en los ricos frutos que obtendrá nuestro trabajo te dará la motivación suficiente. Solo piensa en esos tomates grandes y jugosos, como los que se suelen ver en verano; su color rojo intenso, muy llamativo, sin manchas y con un delicioso aroma.
Los tomates sientan un sabor exquisito en nuestra mesa, y funcionan a la perfección como acompañantes en ensaladas, o como componente principal de una rica salsa para sabrosear las pastas.
La selección de las plantas a la hora de iniciar un cultivo casero es muy importante. Si bien es muy probable que debas plantarlos en primera instancia en macetas, al momento de trasplantarlos a un espacio más amplio para su crecimiento, que puede ser tranquilamente el patio de tu casa, debes considerar su adaptabilidad a la región donde te encuentres. Al tener claro si son compatibles las características del suelo con la planta a cultivar, puedes empezar con el proceso productivo.
Claves para plantar tomates
Lo primero, si se empieza desde cero el cultivo, es seleccionar y adquirir unas semillas de calidad, de preferencia ecológicas. Estas las puedes sembrar en macetas individuales que tengan un tamaño acorde con la germinación y los primeros crecimientos de la planta.
La siembra se hace mucho más efectiva si se pauta para finales de invierno o principios de primavera.
También puedes comprar la planta ya crecida y solo trasplantar. Una vez nuestras plantas estén lo suficientemente crecidas, listas ya para la siembra, hay que considerar el clima. Si no hay posibilidades de heladas, es el momento ideal para plantarlas.
Es necesario proteger las plantas recién sembradas, ya que al momento del trasplante se produce un cambio en las condiciones a las que están acostumbradas.
La temperatura varía y, además, están expuestas directamente a la contaminación o los insectos. Con un recipiente amplio y medianamente alto para que concuerde con el crecimiento inicial de la planta, será suficiente.
El siguiente paso es añadir un tutor para que guíe el crecimiento de la planta en forma vertical, evitando que se altere su altitud, para que sus frutos puedan tener una altura suficiente para que no se desprendan o estropeen haciendo contacto con el suelo.
El soporte que se añadirá debe ser de 1 metro y medio aproximadamente. Mientras va creciendo la planta, se debe amarrar suavemente al tutor para dirigir mejor su crecimiento.
A mediados de primavera comenzarás a ver el crecimiento más significativo de la planta. En este punto desarrollan bastantes ramificaciones, que deben ser controladas para tener mayor alcance a la hora de tutorarlas.
Si no se poda correctamente, se restará fuerza en el proceso formativo de grandes frutos. Durante todo el cultivo es necesario una constante y cuidadosa poda de toda la planta.
Las plagas son otro factor a considerar para el cultivo. Algunos insectos se alimentan de la savia de las tomateras. La mosca blanca es una de las acechadoras más comunes de esta planta, por lo que siempre se debe usar un insecticida sistémico y regarlas con este constantemente.