Salud

La sequedad: el enemigo de la piel

marzo 13, 2019

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La sequedad: el enemigo de la piel

De ahí la importancia de mantener una piel bien cuidada, a través de una buena alimentación e hidratación, así como el uso de diversos productos dermatológicamente comprobados, que mantengan la epidermis en las mejores condiciones.

Evitar la sequedad

El no cuidar la piel implica que se reseque o se irrite demasiado, lo que provoca síntomas algo molestos como el picor. Este problema suele ocurrir por falta de agua o grasa en el cuerpo, lo que hace que la piel envejezca y sufra estos serios inconvenientes.

Los expertos aseguran que esta enfermedad en la piel viene dada por una predisposición genética. Sin embargo, existen algunos factores ambientales, alimentarios y alérgicos que desencadenan o agravan la situación. La enfermedad afecta a casi el 20 por ciento de los niños, y suele extenderse hasta la edad adulta, eso quiere decir que si de niño se sufre de piel atópica, se seguirá padeciendo probablemente con el pasar de los años.

Los malos hábitos y la contaminación también son factores que originan esta enfermedad, todo sumado al estrés, la falta de sueño y muchos otros factores. Este padecimiento afecta a bebés, niños y, en algunas situaciones, a los adultos. En el caso de los niños, suele aparecer en la cara, en zonas como las rodillas, el interior de las muñecas, las piernas, los glúteos y en el cuero cabelludo.

Tratamiento para la dermatitis atópica

Si quien padece dermatitis atópica cambia el estilo de vida, cuida su alimentación y la hidratación, pero sin embargo no presenta ninguna mejoría, deberá recurrirse a la ayuda de un especialista para que se le indique el tratamiento adecuado. Éste consiste en usar corticoides suaves locales y tópicos, que mejoren la inflamación, así como el dolor de manera inmediata.

Para acompañar esto, lo ideal es una adecuada hidratación de la piel con cremas hidratantes o emolientes, así como también es recomendado el uso de jabon piel atopica. Todos estos productos deben aplicarse varias veces al día mientras se tenga el problema, y una vez ya superado el inconveniente, aplicarse una vez al día.

Para saber que su niño padece esta enfermedad, sólo basta con observar si se rasca demasiado y presenta la piel enrojecida e irritada. Sin embargo, siempre debe consultarse con especialistas que confirmen el posible diagnóstico, y por ningún motivo debe recurrirse a la automedicación, ya que eso sólo empeorará la situación.

Trastorno que no puede prevenirse

El trastorno de la piel atópica no es posible prevenirlo, porque es producido de una predisposición genética. Para combatirla o controlarla deben tenerse en cuenta las recomendaciones de los expertos.

En la transición del niño en su crecimiento, la enfermedad puede disminuir, pero no desaparece del todo. Es importante el uso de cremas hidratantes y aceites de ducha para mantener todo el tiempo la piel hidratada.

El consejo más relevante en estos casos, es que se mantenga una vida saludable y tranquila, y evitar situaciones que generen estrés. También se recomienda practicar algún deporte que ayude a minimizar los brotes de dermatitis atópica.

Recomendaciones para reducir los síntomas de la enfermedad

Entre las recomendaciones básicas que indicarán los especialistas están las siguientes:

  • Evitar ducharse por mucho tiempo, como máximo no debe superar los 10 minutos.
  • Deben evitarse las temperaturas extremas, esto ocurre tanto en el verano como en el invierno.
  • Mantenerse en ambientes frescos sobre todo en época de verano.
  • No usar prendas de lana o nylon, más bien tratar de que las prendas sean elaboradas en algodón.
  • Si la ropa es nueva, debe lavarse antes de usar, así se eliminarán residuos químicos.
  • Cortar uñas a bebés o niños para evitar que se hagan daño en un excesivo rascado.
  • No lavar la ropa con detergentes fuertes.
  • Después del baño, al secarse, evitar frotarse demasiado.
  • Aplicar cremas hidratantes y emolientes en varios momentos del día, lo que favorecerá la hidratación de la piel.
  • La dieta debe ser equilibrada, tratando de evitar la ingesta de lácteos o frutos secos, así como también la teína o cafeína.