¿Qué es un algoritmo?
De seguro casi todos hemos escuchado o leído la palabra algoritmo muchísimas veces en el transcurso de nuestra vida, desde la época en que éramos unos pequeñines en la escuela, hasta prácticamente cada una de nuestras etapas de vida.
¿Acaso no les suena familiar, el posicionamiento en las redes sociales, los famosos y aburridos diagramas de flujo de la universidad e incluso las soluciones dadas en esquemas a la hora de ver cómo funciona un electrodoméstico o los diagramas de jerarquías y manuales de procedimiento de una oficina o gerencia?.
Entonces, qué es un algoritmo. Para dar pasos bien seguros sin error, se ejecuta un plan, previamente diseñado, es decir, un algoritmo es una hoja de ruta, que permite cumplir un objetivo, un ejemplo clásico es cocinar mediante una receta. Entonces, si se ve tan sencillo, te estarás preguntando cómo revolucionaron el mundo tecnológico.
¿Recuerdas esos diagramas de aburridos rombos con flechas que te daban opciones de respuesta a un planteamiento? Es un algoritmo, porque tiene un problema, un procesamiento y una solución, esto quiere decir que su funcionamiento se caracteriza por procesar instrucciones paso a paso, es decir de forma sistemática, y una vez dada la solución, el algoritmo ya cumplió su misión, es finito. Se vería más o menos de esta forma:
ALGORITMO = [ENTRADA (PROBLEMA)-→ (PROCESA DATOS Y SOLUCIONA)→ SALIDA Y FIN)]
Los ordenadores lo que hacen es procesar algoritmos, miles de millones de ellos en segundos o menos, por eso nos “solucionan” tantas cosas, de hecho dar un simple like en tu red favorita, o jugar videos, son procesos algorítmicos. Y te preguntarás cómo llegaron hasta allí.
Pues resulta que unos señores llamados programadores, son los encargados de meter toda esa información en las computadoras mediante programas informáticos, es decir la manera en que las máquinas leen esos algoritmos. Cuando se programa, lo que se está haciendo es cargar millones de situaciones o problemas con sus respectivos pasos para solucionarlos, creando algoritmos. Ahora puedes entender porque algo tan sencillo y tan antiguo sigue en plena vigencia.
Algoritmos o deja vu
Todos hemos escuchado a las personas mayores, por lo general a nuestros padres, o a alguien que nos aventaja decirnos “cuando tú vas con las preguntas, ya yo vengo con las respuestas”, para hacernos referencia a que ellos por su experiencia ya saben lo que queremos preguntar o lo que nos pasa.
Pues resulta que los lenguajes de programación funcionan igual, y por eso “saben” para donde vamos o que queremos preguntar o solucionar. Es decir, aparentemente son predictivos, ¿ahora vas entendiendo?
Cuando se diseña un programa, basado en ciertos datos, este podrá procesar millones de variables en microsegundos, dando una abanico de opciones o resultados, es por esto que las redes sociales pueden adivinar o “predecir” nuestros gustos, tendencias, y adelantarse a los resultados, de manera que permita tomar ventajas para decidir a nuestra conveniencia.
Por ejemplo, si te gusta la moda y has navegado en este tema, tus redes se adelantaron a tus gustos y te harán sugerencias, de acuerdo a lo que tú le has informado, sin darte cuenta y entonces verás en tu correo u otra aplicación como te “sugieren” ver ciertos vestidos o botas, o recomiendan leer sobre la tendencia para el verano de las mejores gafas de sol, o darle al link sobre la semana de la moda en París, y quedas contenta porque es como si te leyeran la mente. Tan fascinante que asusta.
Gracias a los algoritmos una agencia de marketing político podría sugerirle al candidato o a un político en funciones como mejorar su discurso o desempeño o que temas no tocar y al contrario cual tema llevar al debate o palestra pública.
Cuando te metes en google y deseas saber “cómo hacer un pie de limón” no te van a aparecer como resultados, “los mejores perros para criar niños” ¿Sabes por qué? Existe un proceso que se llama PAGERANK que aún cuando hoy en día ya no se utiliza, en sus inicios fue realmente innovador en el sentido que para saber si una página web presentaba muchas visitas se analizaba con esta herramienta, que era un algoritmo que permitía ver cuántos enlaces se hacían a esa web, es como si vas a comer hamburguesas y llegas a un sitio donde ves tres restaurantes, uno vacío, otro medianamente ocupado y el tercero se ve muy frecuentado, con atención super agradable, buena iluminación y además con reseñas positivas en las redes, ¿en dónde comerías?, bueno google antes posiciona las páginas según el criterio del PAGERANK, que es un algoritmo, hoy en día el posicionamiento se obtiene a través de los algoritmos de técnicas empleadas para escribir artículos optimizados para SEO (Search Engine Optimization), pero ese es tema para otro día.
El gran hermano algoritmo nos vigila
Si nos ponemos algo paranoicos podríamos pensar que nos controlan, pero si somos objetivos, los algoritmos nos han facilitado muchas cosas, como comentamos al inicio, desde los diagramas de flujos en procesos de nuestro desempeño laboral hasta los millones de algoritmos imbuidos con toda nuestra interacción tecnológica diaria. Un ejemplo invisible de la vida diaria lo vemos cuando una nevera último modelo que programa para que envíe una nota de compra a tu supermercado de confianza cuando se acaben determinados productos, y su precio tanto como el envío serán cargados a tu tarjeta de crédito, porque el banco tiene alianza con el super y este con la empresa que fabricó tu nevera, todos ganan. ¿Es eso lo que llaman “El futuro”? No, son una serie de algoritmos haciendo lo suyo.
Pero sucede también que los algoritmos sí hacen de las suyas, ejemplo de ello son las operaciones automáticas realizadas en las bolsas de valores, es decir, hay programas que se utilizan para la compra venta de acciones, los cuales no te van a preguntar si venden o compran, ellos van a analizar las tendencias del mercado, porque ya saben que podría ocurrir y qué es lo más conveniente de acuerdo a su razón de ser, es decir, su software.
Entonces una vez analizado el panorama, entorno y tendencia, proceden a operar en bolsa, pero en algunas ocasiones parece que hubiera un sindicato de algoritmos, porque por determinado motivo y sin razón aparente podrían empezar a vender valores o acciones que debían resguardar esperando un mejor precio, y al ocurrir eso fuera del control humano, cunde el pánico en Wall Street y en todas las bolsas del mundo, pero también eso fue previsto en otros algoritmos que son como supervisores y ordenan detener las operaciones, revisar la falla y arrancar de nuevo la faena. Todos a salvo y felices, y todo en cosa de minutos, pero ese algoritmo de stop nació luego de un gran golpe sufrido en el 2010.
Llegaron para quedarse
Podemos concluir que los algoritmos son parte de la vida diaria y aunque no los veamos ellos están ahí trabajando con nosotros y para nosotros, pero no son un ente intangible o que se manden solos, por muy rápido que analicen, ellos son fabricados por los humanos de manera que para evitar fallas en el desempeño de estos, un sabotaje o atentado (hackeo) quienes diseñan los algoritmos deben regirse por códigos de ética que están implementando grupos de desarrolladores, programadores e ingenieros en informática, porque literalmente, el poder está en sus manos.