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Despido disciplinario según el Estatuto de los Trabajadores

julio 20, 2025

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Despido disciplinario según el Estatuto de los Trabajadores

En el marco del derecho laboral español, el despido disciplinario se configura como una de las medidas más drásticas que puede adoptar una empresa frente a un trabajador. Esta forma de extinción del contrato laboral está regulada en el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores, que establece una serie de causas concretas que pueden justificarla. No obstante, la realidad es que la calificación de un despido como procedente o improcedente depende de múltiples factores, entre ellos, la forma en que se comunica y la existencia de pruebas que lo respalden.

Este tipo de despido no exige preaviso ni indemnización, pero sí conlleva una responsabilidad probatoria por parte de la empresa. En la práctica, muchos despidos disciplinarios terminan siendo impugnados por los trabajadores ante los tribunales. Por ello, el acompañamiento de un abogado laboralista es esencial para valorar la legitimidad del cese y garantizar el respeto a los derechos laborales.

Qué se considera despido disciplinario y cómo se justifica legalmente

El despido disciplinario implica la extinción del contrato laboral por una conducta grave y culpable del trabajador. Entre los motivos reconocidos por la normativa se encuentran:

  • Faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad.
  • Indisciplina o desobediencia en el trabajo.
  • Ofensas verbales o físicas al empresario, compañeros o terceros.
  • Transgresión de la buena fe contractual o abuso de confianza.
  • Disminución voluntaria y continuada en el rendimiento.
  • Embriaguez o toxicomanía que repercuta negativamente en el trabajo.

No basta con alegar una de estas causas: es imprescindible que la empresa la documente debidamente y la comunique de forma correcta al trabajador. El Estatuto exige que el despido se notifique por escrito mediante una carta que detalle los hechos que lo motivan y la fecha en que se hará efectivo.

En este contexto, la actuación de abogados laboralistas Ortiz Palma puede marcar una diferencia sustancial en la defensa de los derechos del trabajador. Estos profesionales se encargan de analizar si el despido ha seguido el procedimiento legal y si la causa alegada está justificada o puede ser rebatida ante los tribunales.

Ejemplos habituales de despido disciplinario

Algunos casos comunes que suelen dar lugar a un despido disciplinario incluyen, por ejemplo, la acumulación de faltas de asistencia injustificadas durante un mismo mes o trimestre, lo cual debe ser acreditado mediante registros horarios y comunicaciones previas.

También es frecuente que se alegue desobediencia a órdenes directas del empleador. Sin embargo, no cualquier discrepancia o conflicto puede considerarse insubordinación, por lo que es importante evaluar el contexto, el historial laboral del trabajador y la proporcionalidad de la medida.

Una causa controvertida es la bajada voluntaria de rendimiento. La empresa debe demostrar que dicha reducción no se debe a causas objetivas ni a problemas organizativos, sino a una actitud deliberada y sostenida. En estas situaciones, los tribunales exigen pruebas muy específicas, como comparativas de productividad o advertencias previas.

Cómo impugnar un despido disciplinario

El trabajador que considere que su despido no está justificado tiene derecho a impugnarlo judicialmente. Para ello, dispone de un plazo de 20 días hábiles desde la fecha de efecto del despido. El proceso comienza con un acto de conciliación obligatorio, y si no se alcanza un acuerdo, continúa con una demanda ante el Juzgado de lo Social.

Es en este momento donde la intervención de un abogado experto en despidos en Bilbao cobra especial relevancia. Estos profesionales no solo se encargan de redactar y presentar la demanda, sino que analizan las posibilidades de éxito del procedimiento en función de la documentación existente, los testigos disponibles y los antecedentes del caso.

Contar con el asesoramiento de un especialista permite al trabajador exigir una indemnización por despido improcedente, o incluso la readmisión en la empresa si así lo solicita y el juez lo considera oportuno.

Importancia del asesoramiento jurídico especializado

Aunque el Estatuto de los Trabajadores delimita claramente las causas de despido disciplinario, su aplicación práctica está llena de matices. Cada caso tiene particularidades que pueden inclinar la balanza hacia la procedencia o la improcedencia de la medida.

Un abogado laboralista no solo traduce el lenguaje legal al contexto del trabajador, sino que también evalúa la estrategia más adecuada para defender sus intereses. Desde revisar la carta de despido hasta negociar un acuerdo extrajudicial, su papel resulta determinante en el resultado del conflicto.

Además, el entorno judicial laboral en España exige una preparación sólida y experiencia en sala. Las pruebas, los argumentos y la jurisprudencia utilizada pueden marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso de una impugnación.

Cuando el despido disciplinario no cumple con la ley

Son numerosos los casos en los que los tribunales declaran improcedente un despido por defectos formales o por insuficiencia de pruebas. Por ejemplo, una carta de despido vaga o genérica puede ser causa suficiente para considerar que no se ha respetado el derecho de defensa del trabajador.

Igualmente, si la empresa no puede demostrar que hubo una infracción grave, o si la sanción aplicada es desproporcionada respecto a los hechos, el juez puede ordenar el pago de una indemnización o la reincorporación del empleado.Por ello, la revisión exhaustiva del caso por parte de un abogado es imprescindible para detectar posibles vulneraciones de derechos y planificar una respuesta adecuada. Un error de forma puede invalidar por completo una decisión empresarial que, en apariencia, parecía sólida.